Mi Amadísima VENEZUELA
Amada mía, te escribo esta carta de amor eterno, porque te extraño, te extraño como un niño extraña a su madre el primer día de jardín. Te lloro. Te lloro en un silencio ahogado de faenas insulsas que me desgarran el alma, porque no estoy en ti haciéndote grande desde donde se hacerlo. Te lloro desconsoladamente aunque nadie me ve llorar, solo pueden sentir esas lagrimas cuando hablo de ti y las palabras se atascan en el nudo de mi garganta.
Amadísima, amadísima Venezuela, cuándo tendré la dicha de bañarme de nuevo con tu sol, en el tibio mar que te baña a ti, visitar esos ríos inmensos de aguas salvajes, cristalinas o en el turbio color ferroso que te recorre; cuándo será ese día en que te llame de nuevo libertad y pueda correr a tus brazos, a los brazos llenos de sabanas, médanos, andes y playas que me vieron crecer.
¡Oh amada mía! que cruel destierro se le impuso a mi alma en este presente; a mi, a quien aun teniendo oportunidades cuantiosas en mi juventud, te preferí a ti, tus sabores, tus olores, y a mi familia con la que tuve el placer y el honor de recorrerte y llenarme, en tus calores y fríos, de comer los manjares que sin esfuerzo brotan de tu tierra, fértil como el mismísimo Edén.
Mi amada Venezuela, ¿quién que te haya conocido puede no extrañarte? cuanto más los que de ti nacimos y hemos sido obligados a morir lentamente fuera de tu regazo. Que te puedo decir mi amada de tantos, codiciada por todos, bendecida por Dios, ¡te extraño tanto! quiero volver a ti.
Con infinito amor y dolor, tu hija que te ama
Angfany Guevara
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| Angfany Guevara. Escritora y artista @artepapelytinta |
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